La Voz Judía


La Voz Judía
"No hay generación donde no hay alguien como Moshé". (Bereshit Rabá 56,7)
Por Rabino Tzvi Grunblatt

ItonGadol.- Muchos se asombran o preguntan sobre la influencia que el Rebe de Lubavitch tiene sobre miles de seguidores, y a través de ellos, sobre el mundo entero, literalmente. Una de las claves para entender esto, desde la perspectiva profunda de la Torá, es entender que el Rebe es el Moshé de nuestra generación.
Hay líderes espirituales, líderes genuinos de la Torá, con diferentes niveles de influencia, legítima y fecunda para el camino del judaísmo. Pero luego está Moshé. Como cuando se constituyó el pueblo judío, a la salida de Egipto. Había jefes de tribus, Sabios del Sanhedrín, jueces, líderes de decenas, de centenas y de millares. Y había un Moshé ¿cuál era la diferencia? Él era el líder de todos, era el líder de la generación. Y a su vez “el líder es todo”- abarca todos los aspectos de la generación, no sólo algunos campos específicos.
Ser el líder sólo de los estudiosos de la Torá no es ser un Moshé. Ser el líder sólo de los activistas no es un Moshé. Ser él el líder sólo de las masas, tampoco es ser un Moshé. Moshé es el líder de todos. El Rebe de todos. Y líder no significa el venerado por todos, sino el que lidera, mueve, dirige. El que los saca de Egipto, los lleva por el desierto, soporta sus insurrecciones y pide por ellos, jugándose todo. Les enseña los preceptos, les enseña a servir a Di-s y brega por ellos. No tiene vida personal. “Moshé es Israel e Israel es Moshé”. Ése era el Rebe de Lubavitch. Cuando Moshé pide a Di-s por los judíos, y caso contrario le dice a Di-s: “por favor, bórrame de Tu libro”, ¡no lo hace por los grandes de Israel, sino por los judíos que sirvieron al becerro de oro! Moshé se juega el todo por el todo por judíos idólatras que apenas 40 días antes habían sido testigos de la revelación Divina en el Monte Sinaí. Moshe no dijo ¡pecadores!, ¡merecen tal o cual castigo! Fue y peleó por ellos. Eso era Moshé. Como el Talmud lo define: un amante del pueblo de Israel. Ese era el Rebe de Lubavitch.
Pero conjuntamente con ello -fiel a cada mandato de Di-s: “Hashem me Ha encomendado llevar a cabo todos estos actos, y no provienen de mi corazón” (Bamidbar 16,28). Moshé es categórico sobre la inmutabilidad eterna de la Torá: “No agregueís... y no deduzcáis de ello, para cumplir los preceptos de Hashem, nuestro Di-s (Devarim 4,2). Obvio que Moshé recibió la totalidad de la Torá -la escrita, la oral, la revelada, la oculta. Todo absolutamente todo. Ese fue el Rebe.

1. Conocedor del 100% de la Torá -ambos Talmud con sus comentarios, la Halajá en su integridad, la parte filosofía y ética judía (Jakirá y musar), así como la parte mística (Kabalá y Jasidut) todo en su integridad. No en forma parcial sino en forma total.
Más de 200 diferentes libros del Rebe dan fiel testimonio de ello.
2- Llevó a los judíos por el “desierto” de la posguerra de la segunda guerra mundial y hacia el siglo XXI, dando clara respuesta y dirección a los interrogantes de la época. La fortaleza y espíritu del Rebe en salir de la defensiva y el repliegue de la ortodoxia hacia la ofensiva positiva y constructiva con amor y comprensión a todos, motivó y contagió a todas las fuerzas vivas religiosas sin excepción.
Los consejos y respuestas claras y certeras del Rebe a los confundidos de nuestra época, en lo privado como en lo comunitario, lo nacional y lo universal, constituyen una verdadera “Guía de los perplejos del siglo XX y XXI”. Basta con ojear los 24 tomos de cartas impresas del Rebe. Una frase del Rebe se constituye en una dirección estratégica, en un paradigma que permite redireccionar y llevar un tema a una nueva dimensión.
Pensemos tan sólo en cuántas decenas de miles de judíos no hubieran colocado Tefilín en su vida si no fuera por el Rebe. Hoy es algo absolutamente popular en todos los círculos colocar Mezuzot en todo tipo de hogares, y Mezuzot casher de calidad. Esto no hubiera existido sin la campaña de Mezuzá iniciada por el Rebe en 1974 y las miles de respuestas donde el Rebe instaba a revisar los Tefilín y las Mezuzot, a quienes le consultaban por situaciones problemáticas, o de salud. Es sólo hacer historia y ver quién hablaba de colocar o revisar Mezuzot antes de 1974.
Más allá de que lo principal que buscaba el Rebe era ayudar a los judíos, a cada judío, independientemente de su nivel espiritual e ideología, a conectarse con Di-s concretamente, y eso se logra sólo cumpliendo Preceptos-mitzvot- la extraordinaria revolución que estas campañas generaron para permitir a todo judío fortalecer su identidad judía, etc.
3 - El Rebe siempre se jugó por todos los judíos y con amor. Si envió a estudiantes de Ieshivá a reforzar el judaísmo ya en los años 70, o a rabinos a las provincias argentinas -y de manera permanente- era porque para el Rebe ese judío era importante. Y para el Rebe todo judío era importante.
4- Pero conjuntamente con ello no negoció un ápice la integridad de la Torá. Con la palabra de Di-s no se negocia. El Rebe enseñó que sólo la verdad llega, y especialmente a los jóvenes. Negociar la verdad, ante todo, no es verdad (entonces ¿para qué sirve?) para además de ello, no llega y no queda nada de ello.
5- Tal como Moshé los llevó hasta la frontera de la Tierra Prometida, el Rebe nos llevó para estar listos a recibir al Mashíaj. Ahora está en nosotros en seguir sus instrucciones para finalmente recibir al Mashíaj YA.
Y el dato más importante: habiéndose cumplido este último 3 de Tamuz- 15 años de su desaparición física- su presencia, enseñanza, inspiración y bendición sigan vivas, y cada día con mayor intensidad.

 

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